Al contrario que el Porsche 911, que nació con motor refrigerado por aire para acabar aceptando con el paso de las generaciones un propulsor que disipaba el calor mediante agua, el Porsche 928 nació, además de con un inmenso V8, con refrigeración liquida.
Ahora, 15 años después del cese de su producción, tengo el ¿placer? de presentarles el primer y único Porsche 928 “air-cooled”. Pero no piensen que se trata de una especie de hibridación entre las dos series de deportivos de la casa germana. Para conseguir tamaño desproposito (solo superado por el hecho de que sigue matriculado) el dueño de este precioso 928 del año 1982 ha echado mano nada menos que a la casa Boeing, la de los aviones.
Porque el “motor refrigerado por aire” que se esconde bajo el capo no es nada más y nada menos que un
jet de turbina transplantado de un antiguo helicoptero Boeing QH-50 de la guera de Vietnam. Con semejante artefacto, la potencia máxima pasa de los 240 CV del modelo original a los
370 CV, 20 más que el más potente de los Porsche 928 salido de fabrica (el 928
GTS construido entre 1992 y 1995).
Aún así, más que la cifra de potencia, lo que impresiona es el dato de par máximo: la friolera de 945 Nm Números tan espeluznantes como los cerca de 500 grados centigrados que alcanzan los tubos de escape que sobresalen por el capó del coche o, mas terrorífico si cabe, los 130 decibelios que produce el bicho, y que tiene que tener con los nervios de punta a todo el vecindario.
Porque el dueño asegura que lo usa a diario, a pesar de que, con semejante modificacion, el llamativo Gran Turismo aleman presenta ahora un ligero inconveniente: los consumos se han disparado sobremanera, hasta el punto de que con un litro de combustible (keroseno – tal y como indica una pegatina ubicada sobre el tapón del depósito – o, en su defecto, gasoil) apenas puede recorrer medio kilometro.
Sigue sin entrarme en la cabeza como con esas cifras de consumo y, especialmente con el estruendo que tiene que provocar cada vez que se ponga en marcha, las autoridades hayan permitido que siga matriculado. Y no quiero ni pensar la cara que pondrá el técnico de la
ITV cuando levante el capó o la que se le podría quedar al acercar el medidor de gases a los tubos de escape. Por cierto: el coche está en venta por unos módicos 15.000 €.