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11 de julio de 2012

El Mercedes-Benz 540 K von Krieger Special Roadster podría convertirse el coche subastado más caro de la historia

En el mundo de las subastas de automóviles creo sinceramente que se está produciendo una enorme burbuja de precios que está llevando a algunos coleccionistas a pagar la increíble suma de 16,39 millones de dólares, que es lo que se pagó en 2011 por un prototipo de Ferrari 250 TR. Todo parece que el récord podría romperse en unas pocas semanas con el Mercedes-Benz 540 K von Krieger Special Roadster que tenéis en vuestras pantallas, un fantástico roadster único de pre-guerra.

Producido en 1936 con un carrozado modificado diseñado por Hermann Ahrens, este increíble deportivo de super-lujo perteneció a la familia real prusiana, en concreto a la baronesa Gisela von Krieger. Tuvo el buen tino de enviar el coche a Suiza al iniciarse la Segunda Guerra Mundial, lo que lo salvó de ser destruido o robado, como otro sonado caso de un Mercedes 500 K. Tras algunos años terminó en Estados Unidos, donde la baronesa fijó su residencia permanente tras el conflicto.

Residiendo en Greenwich (Connecticut), la baronesa solía ser vista conduciendo su flamante Mercedes. Realmente residía en Nueva York, pero solía escaparse a Greenwich, donde podía conducir su Special Roadster con tranquilidad. Tras la muerte de su madre y su hermano la baronesa se mudó a Suiza de nuevo, donde vivió como una reclusa hasta su muerte en 1989. Su Mercedes no la acompañó de vuelta a Europa. Simplemente permaneció 40 años aparcado en un garaje, sin moverse.

Un coleccionista compró el coche – una cápsula del tiempo, aún con colillas en el cenicero y mapas de la época – y lo restauró a condición de concurso. Por tanto, ahora quiere sacar un buen beneficio vendiendo uno de los Mercedes más bonitos de la historia en la Gooding & Company’s 2012 Pebble Beach Auctions, los días 18 y 19 de agosto. Bajo el capó del Mercedes 540 K había un motor 5.4 sobrealimentado, con 8 cilindros en línea y la capacidad de generar unos cuantiosos 180 CV de potencia.

Nos puede parecer poco, pero hablamos de hace casi 80 años, cuando un coche de calle apenas superaba los 30 o 40 CV en la mayor parte de casos. Realmente era un coche tan exclusivo como un Bentley o un Rolls-Royce en su época, y es de esperar que por la historia de esta unidad, su precio final supere los 17 millones de dólares. Eso equivale a unos 14 millones de euros, más de 2.000 millones de las antiguas pesetas. Una cifra que realmente resulta difícil de imaginar.

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