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18 de febrero de 2013

Mercedes G 63 AMG 6×6, porque los jeques árabes siempre quieren más

 Hablemos del Mercedes Clase G, un anacronismo puesto al día que lleva en producción nada menos que 34 años. Durante el pasado año se lanzaron las carísimas versiones G 63 AMG y G 65 AMG (con más de 600 CV), siendo este último el Mercedes más caro actualmente a la venta, por encima del SLS AMG Black Series. Grande, pesado y poco dinámico, pero extremadamente lujoso y ostentoso, los Clase G AMG parece que no son suficientes para algunos adinerados jeques de Oriente Medio. ¿Cómo convertir en una máquina más exclusiva al todoterreno?

Añadiendo un eje, por supuesto. Antes de poner el grito en el cielo, recordemos que Mercedes vende versiones militares de la Clase G, con tracción 6×6 y carrocería pick-up. Parece ser que Auto Bild Alemania cazó estas unidades en su traslado a un aeropuerto, antes de ser enviadas a posiblemente Emiratos Árabes Unidos. Se supone que las unidades han sido un pedido especial manufacturado por la propia AMG en sus talleres: el acabado final es perfecto, y todo el aspecto interior de las máquinas parece de estricta serie.

Bajo el capó montan un mismo motor 5.5 V8 Biturbo con 544 CV de potencia y 750 Nm de par motor que permite a las versiones 4×4 del G 63 AMG acelerar hasta los 100 km/h en 5,4 segundos. La versión 6×6 es más pesada, y no creo que lo logre en menos de 6 segundos. Además, yo no me iría “de tramo” con uno de estos vehículos, su batalla es inmensa y la dinámica de un coche de seis ruedas nada tiene que ver con la de uno de cuatro. Eso sí, para aparcarlo en la entrada del Dubai Mall o pasearlo por las calles de Abu Dhabi, es la herramiento de estátus perfecta.

Su suspensión se ha elevado y sus neumáticos Hutchinson hacen que parezca un Unimog, más que un Clase G. No falta ningún detalle lujoso en el interior del todoterreno, y la cama trasera está cubierta de madera. Sabemos que el dinero no es un problema en estos casos, pero no quiero ni imaginarme la fortuna que ha tenido que pagarse por estas dos unidades, cuyo dueño podría ser incluso la misma persona. Estoy pensando en al menos un millón de euros y podría quedarme corto. La imaginación no tiene límites cuando el dinero no es un problema…

 

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