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20 de mayo de 2010

Blastolene Frogman Rocket II, “Highway to Hell” sobre tres ruedas

Los trikes son un cruce bastante peculiar entre coche y moto, con dos ruedas detrás y una delante, generalmente con un propulsor de motocicleta de gran cilindrada o un motor de coche no demasiado potente. Son todo apariencias, puesto que en mi opinión heredan lo peor de cada mundo, sin aportar ventajas grandes. De tamaño grande, son difíciles de aparcar y no tienen la agilidad de las motos, pero sí la posición expuesta del piloto. Pero todas estas quejas se me olvidan con este Blastolene.

La empresa estadounidense ha creado el Frogman Rocket II, un auténtico cohete sobre ruedas que parece sacado de las mismas cuevas del infierno. Impresionante es decir poco: es tan largo como un coche, la rueda delantera tiene unos increíbles tapacubos cromados y el sistema de iluminación es deliciosamente retrofuturista. Sin embargo, el protagonista indiscutible es el gigantesco motor HEMI V8 sobrealimentado por compresor. Más de 1.000 CV a las ruedas traseras, con menos de una tonelada de peso. Rock ‘n roll.

Y concretamente AC/DC, es lo que debería sonar como banda sonora del vídeo que el dueño de este vehículo único ha creado. El afortunado es Tim Coterill, que nos lo muestra durante 10 espectaculares minutos desde todos los ángulos imaginables. Es casi un corto de disfrute obligado para todos los amantes del motor: muchos sonidos de motor V8, goma quemada a raudales y paisajes de infarto. Sólo hay una pega, banda sonora de guitarra española no es lo apropiado para un monstruo así.

Espero que os hayáis podido recrear en detalles como sus gigantescas ruedas traseras, los spoilers iluminados montados directamente sobre el bloque motor o el tamaño del compresor, con la frase “Size Does Matter” escrita en los álabes de la admisión. Tampoco podemos olvidar el momento en el que se pone a más de 320 km/h – puede que en carreteras públicas – abriendo paracaídas para frenar y recoger a una chica sorprendentemente ligera de cascos en medio del desierto.

Me encantaría conducir este monstruo, pero puede que me echase atrás al sentarme en el asiento, con el manillar como único punto de apoyo contra los 1.000 CV y más de 1.000 Nm que emanan de la mecánica HEMI. Seguro que Brian Johnson cambiaba su Phantom Drophead por esta belleza.

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