El otro día, cuando salió el artículo de marcas de coches que no empezaron fabricando coches se habló de Hispano-Suiza. Más de uno mencionó cierto Audi R8 tuneado que se vio en el Salón de Ginebra, y que muchos interpretaron como el retorno de la marca histórica de origen español y suizo.
Nada más lejos de la realidad. Para empezar, ese coche se presentó como Hispano Suiza, ¿y qué cambia? El guión. Por otra parte, los propietarios de los derechos históricos de la Hispano-Suiza no tienen nada que ver con ese coche y puede que pasen a la fase de tribunales por uso indebido de la marca.
Hispano-Suiza no se dedica a los automóviles desde 1938, cuando se centró en el negocio de los motores de aviación, en su momento rivales de la mismísima Rolls-Royce, una empresa líder de la época. Fue especialmente famoso el propulsor Rolls-Royce Merlin que movió los Spitfire y P-51 Mustang (producidos bajo licencia en EEUU), entre otros.
Pero no nos vayamos por las ramas de la aviación, o me voy a enrollar. Hoy día, los derechos de Hispano-Suiza están en manos de dos empresas existentes: el grupo francés SAFRAN (en cuanto a aviación) y La Hispano-Suiza Fábrica de Automóviles (en cuanto a automóviles).
El creador del coche de Ginebra, Erwin Leo Himmel, destacó que su coche no lleva el guión, ni el escudo es igual (aunque se asemeja), ni se considera un heredero histórico de Hispano-Suiza (pero bien que cogiste el nombre sin pedir permiso, majete). ¿Y ahora qué va a pasar? Piensa pedir por cada R8 de esos casi un millón de dólares.
Supongo que si el señor Himmel persiste en su actitud, se iniciará una batalla judicial que seguramente pierda, y tendrá que compensar a los legítimos propietarios de los derechos de Hispano-Suiza. En cuanto a sus clientes… puede considerarse tranquilamente un timo vender un R8 preparado por ese precio, por buena que sea la preparación.