A los conductores sauditas les encantan los todoterreno y los todocamino. Ciertamente más allá de la función estética y el reflejo de status que puede representar en este país uno de estos opulentos coches occidentales, les encanta el hecho de disponer de coches que se desenvuelven relativamente bien por el desierto. No menos cierto es el hecho de que hasta hace unas décadas prácticamente su único medio de transporte fuera el dromedario.
Con su experiencia en este terreno, la King Saud University de Riyadh presentaba hace unos meses el Gazal-1, un vehículo todoterreno que comparte chasis y mecánica con el Mercedes Clase G, uno de los modelos predilectos en la región del Golfo Pérsico. En el pasado Salón de Ginebra tuve la ocasión de ver este prototipo en directo y lo que más me sorprendió fue su tamaño, es largo, aproximadamente tiene 4.8 metros de longitud pero sobretodo es muy alto.
Lo que comenzó como un proyecto avalado por algunas empresas europeas tiene visos de convertirse en una realidad en las carreteras y las dunas de Oriente Próximo en los próximos años. De hecho ya cuentan con la aprobación del Rey Abdulá bin Abdelaziz y buscan financiación para disponer de una capacidad de producción de más de 20.000 vehículos en los próximos tres años. Como habréis podido comprobar ilusión no les falta.
Definitivamente no es un vehículo bonito, pero qué demonios, el Mercedes Clase G tampoco es que sea la belleza personificada. Sus creadores han intentado primar la funcionalidad y las capacidades fuera del asfalto sobre la estética y no dudamos que con éstas premisas se ganarán la confianza de los compradores sauditas.Por cierto, que entre las pretensiones del rey saudí se incluye la de convertir a su país en una potencia automovilística mundial, parece que no tienen suficiente con ser una de las mayores potencias petrolíferas…