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12 de julio de 2011

La historia maldita de Renault

En 1967, Louis Renault fue expropiado por haber puesto su industria automovilística al servicio de Hitler. Ahora sus nietos intentan limpiar su nombre y solicitan una indemnización.

Nunca resulta sencillo enfrentarse al pasado, sobre todo a una época de la que, quizás, no estás muy orgulloso. Y eso le ocurre a la marca francesa Renault, que estos días recuerda uno de sus episodios más amargos: Los nietos del fundador, Louis Renault, acaban de iniciar acciones legales contra el Estado francés para restaurar su reputación. Ellos afirman que su imagen se vio empañada por las alegaciones de que había colaborado con los nazis.

Según los herederos la nacionalización de la compañía en noviembre de 1944 fue ilegal. El motivo, haber apoyado a Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Ellos lo niegan y reclaman la indemnización que en aquel momento se denegó a la familia.

Louis Renault murió en prisión esperando un juicio, dos meses después de la liberación de Francia en 1944. Acusado de colaborar con Adolf Hitler, encarcelado y golpeado, padeció afasia, un trastorno psicológico que le impedía hablar.

Apenas pasó un mes después de su muerte, cuando Charles de Gaulle firmó un decreto por el que se confiscaba su participación del 96,8% en Renault en nombre del Estado. Y lo que afirman los ocho nietos de Renault es que De Gaulle no tenía ningún derecho a confiscar esa parte de la empresa sin indemnizar a la familia.

“Ninguna otra compañía fue objeto de este tipo de tratamiento, ni siquiera aquellas en las que los directivos fueron declarados culpables de colaboración”, afirmó Maître Thierry Lévy, el abogado que representa a los nietos del fundador de la compañía.

¿Y por qué ahora? Las acciones legales han sido posibles gracias a un procedimiento introducido el año pasado que permite a las personas físicas desafiar la constitucionalidad de la legislación francesa.

Según cuenta el abogado a The Times, los herederos quieren conseguir una resolución judicial por la que se designe un perito para evaluar qué cantidad “le habría producido a la familia desde 1945″ la participación de Louis Renault. Admiten que la empresa fabricó unos 30.000 camiones para el ejército alemán y recambios para los tanques. Pero también señalan que la compañía no tenía elección, ya que Hitler había ocupado Francia y requisado sus fábricas. Hèléne Renault-Dingli, nieta del fundador, va todavía más lejos: “Renault no fabricó armas y no fue más entusiasta en su apoyo a la Alemania nazi que otras empresas del sector, como Peugeot o Citroën”.

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