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29 de noviembre de 2011

Spartan: líneas minimalistas y un corazón ducatista por y para el circuito

Heredando el nombre de tan cinematográfico pueblo, Esparta, traducido y trasladado al mundo del motor bajo el nombre de Spartan. Una preciosa y mínima carrocería, un rabioso corazón, un ávido guerrero con clase listo para lucir armadura en la batalla de cada track day con un importante ADN italiano que salta a la vista y nos rememora inevitablemente a los Ferrari de antaño. No tiene el cavallino en su frontal pero a cambio luce un yelmo espartano en su escueta parrilla que nos evoca al espíritu guerrero de este pueblo.

Bajo la sinuosa carrocería de estilizadas líneas, es inevitable fijar la atención en sus pasos de rueda curvados en el eje delantero, forjada en la siempre exótica fibra de carbono, se esconde un chasis tubular con suspensiones ajustables y amortiguadores de competición firmada por OHLINS. Completando su parte ciclo nos encotnramos con discos Wilwood de 300 mm ventilados con pinzas de 4 pistones en el eje delantero y 2 en el trasero.

Un trasero oculto simplemente bajo una traslúcida malla que deja entrever entre el mallado a su motor, pero alejando nuestra vista de su estética radical y volviendo a mirar sus cifras nos encontramos también con un dato igual de radical, su peso, de sólo 350 kg. Además cuenta con barras antivuelco homologadas por la FIA.

Todo hace honor a su nombre. Espartano. Austero, pero al mismo tiempo ideal para afrontar una jornada dentro del circuito, todo orientado para el disfrute del piloto en la pista. Bajo el pedal del acelerador, tras la cabeza de los ocupantes se esconde una de las señas de identidad de este Spartan: su motor.

Y es que el propulsor de este trackcar tiene un curioso origen, llega desde las tripas de una Ducati, de una 1198 o lo que es lo mismo, 1.200 centímetros cúbicos capaces de desarrollar 170 caballos para 350 kg. Es más, el Spartan toma de la Ducati hasta el panel de instrumentos de LCD.

Con el escueto peso y el apretado propulsor, el Spartan es capaz de marcar un 0 a 100 kilómetros por hora en apenas 3 segundos, alcanzando una velocidad máxima de 260 km/h y 260 km/h sin ausencia de un habitáculo cerrado, en esa carrocería minimalista, en el interior de un chasis tubular y con un motor de Ducati bramando en la espalda… debe impresionar.

Entre otros elementos de este peculiar coche nos encontramos con pedales ajustables o un difusor en carbono, además de un cambio manual por palanca, reseñado expresamente por la propia marca que carece cambio por levas como queriendo recalcar “que es un coche para tipos duros”.

El precio de este australiano de corazón italiano es de 80.408 euros, 110.000 dólares australianos. A cambio de ese precio 350 kg de fibra de carbono, chasis tubular y 170 caballos listos para entrar en el circuito, sin olvidarnos de las simples, pero al mismo tiempo espectaculares, líneas de su carrocería.

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