Hoy os traemos un vídeo de esos que casi es mejor no verlos para no entrar en una microdepresión. Tal y como dice el título, la secuencia muestra el momento exacto en el que el motor 5.4 V8 de un Shelby GT500 pasa a mejor vida sin que se haya realizado ninguna locura para que se produzca una situación tan dolorosa.
Todo ocurre cuando el dueño del coche decidió introducirlo en un banco de potencia para conocer su potencia exacta. Esto se debe a que había potenciado su precioso Shelby GT500 hasta una cifra cercana a los 800 CV para destinarlo a carreras drag, esas típicas competiciones americanas en línea recta en las que lo único que cuenta es tener un coche potente (que no ágil) para acelerar cuanto antes.
Cuando lanza el motor a altas revoluciones, se aprecia como una pequeña pieza salta por los aires y se produce una pequeña detonación provocando que el motor se detenga inmediatamente. En la vista trasera que se puede ver al final del vídeo se ve cómo en el momento de la explosión los escapes expulsan una densa humareda, señal de que algo gordo ha pasado.
Según el dueño, la fijación de un pistón saltó por los aires, lo que provocó el incendio que se aprecia en el vídeo. Es una pena que no haya encontrado más detalles acerca de este fallo, puesto que estoy seguro que se debe a alguna pieza mal fabricada o mal colocada de la preparación a la que se vio sometida el motor. La responsable de estas modificaciones en una empresa de Florida, aunque no he logrado localizar su nombre.
Para intentar dejar en buen lugar a esta empresa, el dueño ha dicho que anteriormente ya había competido en decenas de carreras drag en las que el coche se mostró completamente fiable. Sea como fuere, lo cierto es que ahora tendrá que gastarse unos cuantos miles de dólares para recuperar el esplendor del imponente bloque V8 que monta el Shelby GT500.