Ya sabemos que Project Kahn gasta siempre unos coches donde domina el color negro y como segundo manda el tono plata. Sabemos también que su punto de mira está en los coches de lujo, desde los Range Rover hasta los Rolls-Royce pasando por Bentley.
Nos tienen acostumbrados a ofrecer saltitos de potencia con sus coches pero hasta ahora, si la memoria no me falla, no se habían juntado con Cosworth para darle toda una señora vuelta de tuerca a un motor tan generoso de serie como el diésel TDV8 de 4.4 litros que lleva el Range Rover. Originalmente ofrece 313 CV de potencia mientras que, tras el trabajo de la compañía inglesa, este valor se incrementa hasta los 500 CV
Son muchos caballos para un SUV diésel de estas características visto desde el punto de vista racional pero, por ejemplo, en el mercado español se vende el Audi Q7 V12 TDI con la misma potencia. Locuras diésel que no difieren en extravagancia si recodamos esos Cayenne Turbo potenciados por encima de los 700 CV.
Cosworth también se encarga de de proponer las cuatro colas de escape situadas en la trasera y de enmarcar con su tipografía los asientos deportivos de cuero en el interior. El Range Rover RS500 equipa además las clásicas llantas de aleación de 22” RSX, y digo clásicas porque son habituales en los trabajos de Project Kahn.
Si hay una nota curiosa en esta preparación es que la fibra de carbono no tiene absolutamente ningún protagonismo. Dentro del habitáculo hay el cuero costurado en rombos para diseñar las butacas, cuero de calidad sobre los paneles y mucha decoración de aluminio. ¿Calidad señorial frente a “fibra juvenil”?
Me decantaría por lo primero si no me fijara en su volante, una curiosa creación manufacturada en Italia y que según rezan las palabras de Project Kahn facilita un mejor control de la situación. Hará falta si se tienen 500 CV bajo el pedal, por muy diésel que sean.